- La dificultad para acreditar la procedencia y titularidad de las obras complica la reclamación del Gobierno ante Francia para recuperar los objetos.
MÉXICO. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha identificado tres piezas falsas de la treintena de objetos prehispánicos mexicanos que la casa de subastas Christie’s tiene previsto subastar el 9 de febrero en París. Pero falsas o no, hay pocas posibilidades de que el Gobierno mexicano tenga éxito en su intención de frenar la subasta y recuperar esas piezas, una nueva reclamación en la que ha tomado parte la Fiscalía General de la República y la cancillería. La legislación francesa entiende estas transacciones como un intercambio comercial privado en el que no se involucra. “Esto es un acto no admisible para los mexicanos, se trata de bienes de la nación y no se puede comercializar con ellos”, ha dicho este martes en rueda de prensa el director general del INAH, Diego Prieto Hernández.
La ley mexicana es meridiana al respecto: los bienes patrimoniales son inalienables, imprescriptibles e inembargables y es delito la exportación de piezas arqueológicas o de relevancia particular. El problema es que México no siempre puede acreditar cómo, quién ni cuándo se sacaron esos tesoros del país, algunos de ellos probablemente incluso antes de la ley de 1972, en cuya elaboración participó el ahora fiscal Alejandro Gertz Manero. En el INAH insisten en que no hay duda de que pertenecen al pueblo de México y que han debido por fuerza ser expoliadas. La subasta lleva por título Quetzalcóatl, serpiente emplumada y ofrece las piezas en valores entre los 4 mil y los 900 mil euros (100 mil pesos a 22,3 millones de pesos).
Una de las vías para que estos objetos de procedencia opaca adquieran titularidad legal es, precisamente, su paso por una subasta. “Por eso las casas comerciales las celebran en países como Francia, con el que no tenemos acuerdos bilaterales, como con Estados Unidos, que exige certificar la procedencia, y en donde es la parte demandante la que debe demostrar que las piezas le pertenecen”, ha explicado Prieto Hernández. “Las subastas es el mecanismo de lavado de estos bienes”. Francia tampoco atiende al convenio Unidroit, el instituto para la armonización del derecho internacional. Finalmente, apenas la Interpol es una vía para conseguir algún resultado. Pero muchas de estas obras de arte no están denunciadas en la organización policial.
Así pues, a México se le cierran las puertas. “No dejamos de buscar la colaboración con Francia, país amigo de México, pero otra cosa es el derecho a la protesta y al reclamo”, ha añadido Prieto Hernández. Muchos de estos saqueos del patrimonio ocurrieron antes incluso de 1972, seguiremos combatiéndolo, pero aquello ya no se puede evitar”, ha reconocido el antropólogo responsable del INAH.
México lleva décadas recurriendo a la Fiscalía y la Secretaría de Relaciones Exteriores sin mucho éxito en estos lances. Al menos con algunos países. “Con las subastas no tenemos éxito normalmente”, ha reconocido Prieto Hernández, pero ha mencionado algunos otros casos en el que las piezas fueron restituidas, por ejemplo uno en Alemania, donde se pudo acreditar la procedencia y el delito y el responsable pasó por la cárcel. O el de un coleccionista de monedas en Miami. Para el resto hay que conformarse con “avanzar en las relaciones diplomáticas y políticas”. Y exigir a los países que entren en los convenios internacionales para que puedan intervenir en la restitución de las obras expoliadas.
En México hay “decenas de miles” de sitios arqueológicos, así que una intervención para evitar que en el futuro estos saqueos acaben de nuevo en subastas en el extranjero sería una vigilancia efectiva. “Estamos intentando que se concrete un nuevo cuerpo policial dependiente de la Guardia Nacional que se dedique a tutelar el patrimonio, para lo que se está colaborando con los Carabinieri en Italia, que tienen 50 años de experiencia en la materia”, ha dicho el responsable del INAH.
Una vez que se conocen las piezas que van a ser subastadas tampoco es fácil determinar si son falsas o corresponden verdaderamente al pasado “sagrado” de México, debido a la imposibilidad de acceder a ellas. Son los especialistas los que a simple vista logran certificar, en algunos casos, que se trata de obras recientes de artistas o artesanos. Cuando se dan estos casos no hay mucho que decir. Ni están prohibidas las reproducciones ni las artesanías. “Con su pan se lo coman”, ha expresado coloquialmente Prieto Hernández al respecto. “El delito es cuando hacen pasar esas obras como piezas antiguas”, ha añadido. Una de las piezas que el INAH ha tachado de falsa es una máscara del lote 23 que salen con un precio muy alto y que “es de factura contemporánea, posiblemente de hace unas décadas. Ni la reclamaríamos, no es antigua”, ha asegurado el director del INAH.
Los responsables del patrimonio arqueológico de México no se rinden. “Es una lucha larga, pero no estéril”. “Este trasiego ilegítimo está prohibido por el derecho desde el siglo XVIII y aunque no podemos probar el modo en que salieron del territorio es obvio que se trata de patrimonio mexicano”, ha zanjado el director general. Pero las subastas suponen una pared infranqueable en México.