A propósito de cambios genéticos, la astronauta de la NASA Megan McArthur analizó tejidos modificados y cultivados en el espacio, para estudiar la pérdida de masa muscular en las astronautas y los astronautas, tras alojarse por un tiempo prolongado y evaluar posibles tratamientos que eviten los efectos producidos por la ausencia de gravedad. Además,  colaboró a operar el brazo robótico para mejorar las capacidades del Telescopio Espacial Hubble, el antecesor del Telescopio James Webb.

Shannon Walker formó parte de la primera tripulación del Programa de tripulación comercial de la NASA, que despegó en noviembre de 2020. Durante su estadía, de 163 días, en el laboratorio orbital, estudió los modos posibles para producir vitaminas y otros nutrientes que ayudarán a mejorar la calidad dietética de las tripulaciones que aterrizan en el espacio. También participó en la integración de la estación espacial rusa.

Jessica Mier fue la primera cosmonauta en participar en una caminata espacial, en 2019, con una maestría en estudios espaciales, fue una de las integrantes que ayudó a cultivar los primeros alimentos del espacio, por medio de la luz y los fertilizantes. La astronauta sembró plantas de hojas de mostaza de Mizuna a bordo de la EEI.

Christina Koch es la mujer que ha pasado más tiempo consecutivo en microgravedad, pasó 328 días durante el 2019 y 2020, en una misma misión. Se trató de la Expedición 59/60/61, en la que se encargó de comprender la forma en que reacciona el cuerpo humano ante la ingravidez, así como los efectos de algunas otras eventualidades de viajar al espacio como es el estrés, aislamiento y la radiación.

Otra de las astronautas que ha estudiado los efectos de viajar al espacio es Anne McClain. Durante Expedición 57/58, 59 examinó las funciones de la médula ósea y los glóbulos rojos y blancos en el espacio, que son destruidos durante la estancia en microgravedad.