En la ‘Isla de las Golondrinas’ se observa a los infantes abordando a turistas mientras son vigilados a la distancia por adultos.
La presencia de menores acosando a visitantes nacionales y extranjeros en las zonas turísticas de Cozumel es un fenómeno que no ha podido ser erradicado, pues aún se les puede ver acompañados de adultos que los explotan.
Aunque los representantes de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, del Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), del DIF y de la Fiscalía General del Estado (FGE) se han abocado a atender estos casos, hasta el momento no existe información sobre su estatus, bajo el argumento de la “protección de la integridad de los menores”.
Los titulares del Sipinna y de la Procuraduría de la Defensa del Menor fueron emplazados a hablar sobre el tema, pero no han respondido a las solicitudes.
Mientras tanto, la alcaldesa Juanita Obdulia Alonso Marrufo rindió protesta como integrante de la “Comisión Interinstitucional contra los Delitos en Materia de Trata de Personas de Quintana Roo”, la cual fue reinstalada por la gobernadora Mara Lezama Espinosa.
Una denuncia ciudadana que llegó a Novedades Quintana Roo a inicios de semana, alertaba sobre la presencia, nuevamente, de niños acosando a turistas para recibir regalos, dinero o alimentos.
De acuerdo con la querella, los pequeños son los mismos que hace unos meses fueron intervenidos por el DIF de la isla para evitar que continuaran con estas prácticas, en donde quedan bajo el “control” de mujeres adultas.
Un recorrido por la zona de los muelles de cruceros SSA México y Puerta Maya confirmaron la veracidad de la denuncia hecha por una ciudadana, quien solo se identificó como Angélica, quien además manifestó que no confía en las autoridades, pues es claro que no han dado seguimiento a este caso, que bien puede catalogarse como trata de personas.
Dos menores fueron vistos abordando a turistas mientras son vigilados por dos mujeres a la salida de los muelles, quienes aprovechan la falta de vigilancia policíaca en la zona para moverse a sus anchas y sin temor a ser detenidas.