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Conoce todo sobre el pib, una experiencia gastronómica y espiritual

Para un vasto sector de la población es el ‘ingrediente’ más importante de la festividad de Muertos.

Para los nacidos la Península de Yucatán, el Día de Muertos o Hanal Pixán (Comida de las Almas) es un acontecimiento esperado con ansias, que aviva toda suerte de sensaciones tanto gastronómicas como rituales.

Ya sea por su sabor tan particular o debido a su importante valor emocional, lo cierto es que, para un vasto sector de la población, el pib o mucbi pollo es el ‘ingrediente’ más importante de la festividad.

Mientras que para los habitantes urbanos el pib es un suculento manjar que se disfruta en familia una sola vez al año, para los comunidades rurales indígenas la conmemoración cobra un sentido espiritual, porque genera una conexión profunda entre los vivos y los difuntos.

Origen ancestral que sigue vigente

Los orígenes del pib se remontan a los antiguos mayas, quienes enterraban a sus muertos en el traspatio de su hogar y, muy cerca de sus restos, preparaban esta ofrenda para invitarlos a volver y disfrutar su presencia durante unos días. Los términos pib y mucbi significan enterrado, y se refieren al método tradicional que consiste en cocinar un guiso bajo tierra.

La forma de prepararlo ha variado muy poco desde entonces, salvo que originalmente lo cocinaban con pavo de patio (úulum), en tanto que en la actualidad se elabora con una mezcla de pollo y cerdo en las zonas urbanas o gallina de patio (kaax) en las comunidades rurales.

La carne se condimenta con achiote y diferentes especies para cocerla y posteriormente se coloca sobre una base de masa de maíz con manteca. Enseguida se baña con abundante salsa (kool) hecha con el caldo del guisado, se le agrega una tapa de la misma masa de maíz y se envuelve en hojas de plátano.

Un olor que atrae a los muertos

En los traspatios del solar maya se cava un hoyo a manera de horno y en él se acomodan varias piedras. Encima de ellas se colocan maderas, las cuales se calientan hasta deshacerse por el fuego. Es entonces cuando se introduce el pib y se deja cocinar lentamente por varias horas.

Al momento de que la familia se reúne para extraer el pib y se levantan las hojas de plátano, el ambiente se impregna de un aroma penetrante que seduce a las ánimas presentes por la celebración. Acto seguido, vivos y muertos se trasladan al altar de la casa para colocar la ofrenda en un sitio privilegiado y dar inicio a los rezos y cantos.

Es en ese momento mágico cuando los difuntos se alimentan de la esencia y el olor del pib y, sólo hasta la conclusión del ritual los vivos podrán degustarlo.

En la mayoría de las comunidades la celebración del Hanal Pixán dura una semana, y en algunas todo el mes de noviembre. De hecho, la ceremonia del pib se realiza a la semana del Día de Muertos (Ochavario) o el último día del mes, para despedir a los difuntos y proveerlos de su manjar favorito en el regreso al máallá.

De los mayas a las mesas urbanas

La celebración aún se realiza con ligeras variaciones en los pueblos mayas de la Península, mientras que en las zonas urbanas se disfruta de una manera muy diferente. Ahí, desde inicios de octubre comienza a circular en las redes sociales un solo clamor: ¡Ya huele a pib!

Una vez llegada la fecha, la gente desayuna, almuerza y cena mucbi pollo. La mayoría lo disfruta con carne de pollo y cerdo deshebrados o con frijoles nuevos (xp´elón) revueltos con la masa, pero algunos más osados los rellenan con jamón y queso, vegetales o incluso mariscos.

Hay para todos los gustos, lo único que no se vale es dejar de comer pib en estas fechas o criticarlo si eres foráneo. Y si no lo creen, pregunten a Lady Pib cómo la tundieron en redes por atreverse a minimizar el máximo platillo yucateco del Hanal Pixán.