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La UNAM participa en un programa internacional que logró mapear 10,000 galaxias cercanas

“Hemos visto desde extremadamente enanas, gigantes, elípticas, espirales e irregulares”, explicó Sebastián Francisco Sánchez Sánchez, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y colaborador del proyecto

Utilizando un telescopio de 2.5 metros del Observatorio Apache Point, en Nuevo México, EEUU, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en colaboración con equipos de distintos países, pudieron mapear 10,000 galaxias cercanas a la Vía Láctea.

La investigación se desarrolló como parte de un ambicioso programa internacional de Cartografía de Galaxias Cercanas, o “MaNGa”, por sus siglas en inglés. En el proyecto participan instituciones de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, España, China, Chile y México.

En el éxito del programa MaNGA resulta clave una sofisticada técnica llamada espectroscopía de campo integral, la cual permite estudiar objetos del espacio sobre un campo de visión multidimensional, es decir, analiza cubos con tres dimensiones: dos espaciales y una espectral, afirmó Sebastián Francisco Sánchez Sánchez, investigador del Instituto de Astronomía y colaborador del proyecto.

El uso de esta técnica es cada vez más común porque permite estudiar la morfología o forma de objetos extensos y sus propiedades espectrales de manera simultánea.

“El proyecto MaNGA consiste en un muestreo de espectroscopía de campo integral, esto significa básicamente que estamos observando la totalidad de la galaxia en ambos espectros. Ha habido otros proyectos parecidos, pero la diferencia es la magnitud del número de galaxias que se han observado y la extensión en el tiempo que hemos podido estar viendo, lo cual nos ha llevado a tener mucha profundidad de los datos. Se han podido observar 10 mil galaxias, hasta la fecha no se había podido observar tal número obteniendo datos espectroscópicos de cada una de ellas”, detalló.

Explicó que se obtienen del orden de 500 espectros por cada una de las galaxias, es decir, 500 datos que describen la intensidad de una radiación en función de una magnitud característica, como la longitud de onda, la energía o la temperatura.

“El volumen de datos que hemos obtenido es de unos cinco o seis millones de espectros en total y es derivado de seis años de observación. Son de galaxias que están muy cerca de nosotros, del universo cercano, y buscan caracterizar cómo son las propiedades de las galaxias. El gran número de datos nos permite tener estadística mucho más detallada de cómo son en realidad estas estructuras, pero ha requerido utilizar los clusters de computación de los institutos de Astronomía y de Ciencias Nucleares de la UNAM”, comentó.

El especialista dijo que este estudio significa conocer a más detalle las características de las galaxias, sus patrones generales y sus particularidades.

“Antes se analizaban de una manera homologada, y ahora hemos observado todo tipo de galaxias, esa es la ventaja. Hemos visto desde extremadamente enanas, gigantes, elípticas, espirales e irregulares, entre muchas otras. Estudiamos los procesos de formación y muerte de estrellas, así como la formación de metales”, señaló.

El telescopio de 2.5 metros de diámetro en su espejo primario tiene un campo de visión muy grande, de un grado cuadrado, y la técnica permite observar varios objetos a la vez, en promedio 32 galaxias en cada exposición del equipo.

Entre los resultados que actualmente se extraen de millones de datos, los científicos han encontrado que los procesos de formación estelar se rigen por leyes evolutivas que son las mismas a cualquier escala, que las galaxias crecen de adentro hacia afuera y que cuando se paraliza la formación estelar, ésta también lo hace de adentro hacia afuera.

“Tenemos todo el rango de variación de los distintos tipos de galaxias y así podemos buscar patrones. Haciendo un símil, es como si antes se estudiaran las poblaciones sociales ciudad a ciudad y ahora lo estamos estudiando barrio a barrio o colonia a colonia. Ese es el cambio”, finalizó.

Esto es posible gracias a programas anteriores que ya analizaron cientos de galaxias y forman parte, junto con MaNGA, del Sondeo Digital del Cielo Sloan (SDSS), un proyecto internacional de investigación que arrancó en el año 2000 auspiciado por la Fundación Alfred P. Sloan.