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Jamal Khashoggi: Turquía cierra el caso del asesinato del periodista disidente y lo deja en manos de Arabia Saudita

Jamal Khashoggi fue asesinado en Estambul por un equipo de agentes sauditas en 2018.

El juicio en Turquía de 26 ciudadanos sauditas acusados de participar en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi llegó este jueves a un punto y final.

Un tribunal turco declaró que el caso será entregado a Arabia Saudita, que se negó a extraditar a los sospechosos de matar y encubrir el cadáver del periodista saudita de The Washington Post.

Khashoggi fue asesinado en el interior del consulado de Arabia Saudita en Estambul en 2018. Su muerte a manos de agentes sauditas desató indignación mundial.

La prometida de Khashoggi, Hatice Cengiz, dijo que seguirá luchando por que se haga justicia.

El fallo de este jueves se produce después de que el ministro de Justicia de Turquía, Bekir Bozdag, accediera a la solicitud de un fiscal de detener el juicio con el argumento de que se vio obstaculizado por la ausencia de los 26 ciudadanos acusados.

El fiscal dijo que las autoridades sauditas prometieron evaluar las acusaciones.

Sin embargo, esta medida ha sido criticada por activistas de derechos humanos, que aseguran que hay un encubrimiento para no procesar a los acusados.

La delegada de Amnistía Internacional en Turquía, Milena Buyum, la definió comouna decisión espantosa y claramente política”.

En las puertas del tribunal, Cengiz, la prometida de Khashoggi, dijo a los periodistas que apelará la decisión, según informó la agencia de noticias AFP.

Mi lucha por la justicia para Jamal no ha terminado. Los tribunales han decidido que pueden ignorar la verdad sobre su caso, pero no me detendré y no me quedaré callada al respecto. Todos sabemos quién es culpable del asesinato de Jamal y ahora es más importante que nunca que yo siga adelante”, expresó la mujer en Twitter.

La organización Reporteros sin Fronteras (RSF) dijo que la decisión parece provenir de un “acercamiento diplomático” entre Turquía y Arabia Saudita.

El desarrollo de estos eventos se produce en un momento en el que Turquía podría estar buscando reparar sus relaciones con Arabia Saudita.

Las relaciones entre las dos potencias regionales se deterioraron significativamente tras el asesinato de Khashoggi y llevaron a un boicot saudita extraoficial de las exportaciones turcas.

El asesinato fue condenado internacionalmente y causó una crisis diplomática entre Arabia Saudita y algunos de sus aliados más cercanos, incluido Estados Unidos.

Un asesinato “premeditado”

Jamal Khashoggi, crítico del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, fue visto por última vez entrando al consulado saudita en Estambul el 2 de octubre de 2018, donde había ido a buscar algunos documentos necesarios para casarse con su prometida.

Jamal Khashoggi entró en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, el 2 de octubre de 2018 y no volvió a salir.

La entonces relatora especial de la ONU, Agnes Callamard, concluyó que Jamal Khashoggi fue“asesinado brutalmente” dentro del edificio del consulado por un equipo de 15 agentes enviados desde Riad, la capital saudita, y que su cuerpo fue desmembrado.

Callamard llegó a esa conclusión después de escuchar supuestas grabaciones de audio de conversaciones dentro del consulado recabadas por la inteligencia turca.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, alegó que Khashoggi fue “asesinado a sangre fría por un escuadrón de la muerte” enviado desde Riad, y dijo que “se había establecido que su asesinato fue premeditado“.

Imágenes de CCTV del aeropuerto supuestamente mostraban a 15 agentes sauditas llegando a Estambul antes del asesinato de Jamal Khashoggi.

Las agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron que Mohammed bin Salman, el gobernante de facto de Arabia Saudita, aprobó una operación para capturar o matar a Khashoggi.

El príncipe negó haber jugado ningún papel y los fiscales sauditas culparon a los agentes de “deshonestos”.

Un año después del asesinato, un tribunal saudita declaró a cinco personas culpables de participar directamente en el asesinato y les dictó sentencias de muerte que luego fueron conmutadas por penas de prisión de 20 años.

Otras tres personas fueron encarceladas de siete a 10 años por encubrir el crimen.

Turquía rechazó el resultado como “escandaloso” y durante casi dos años un tribunal de Estambul estuvo juzgando en ausencia a los 26 ciudadanos sauditas acusados de haber cometido el asesinato o encubierto pruebas – y cuyo expediente queda ahora en manos de Arabia Saudita.