Tal como lo denunciaron en la reciente reunión del GIS (Grupo Intragubernamental sobre la Sustentabilidad en el Alto Golfo de California), pescadores organizados dieron a conocer fotografías y videos de embarcaciones menores (pangas), dedicadas a la captura ilegal de Totoaba, sin que la autoridad ponga un alto a estas actividades ilícitas.
Las pangas que trabajan a plena luz del día, no utilizan el muelle autorizado de San Felipe, Baja California, sino que buscan cualquier bajada en la playa cerca del faro para salir libremente al mar, en plena temporada reproductiva del pez bautizado como la “cocaína del mar”, por su alto valor en el mercado negro de China.
Los pescadores furtivos aprovechan que los barcos de Sea Shepherd no están cuidando el área de “tolerancia cero” de la vaquita marina desde el 31 de diciembre de 2020, para realizar su faena sin ser molestados, después de que una embarcación de los ambientalistas colisionó con una panga, que dejó como saldo la muerte de uno de sus tripulantes y severas lesiones a otro.
Además de que el barco Narval del Museo de la Ballena y Ciencias del Mar se encuentra anclado en el puerto desde finales del año pasado, debido a que les pegó la crisis económica generada por la pandemia de covid-19 y no cuentan con recursos para la compra de combustible necesario para seguir adelante con su tarea de retirar “redes fantasma” en el área con más avistamientos históricos del mamífero marino en mayor peligro del mundo.
La captura de Totoaba está tan buena que los pescadores ilegales congelan las vejigas natatorias o buches, para presionar a que se las paguen en al menos seis mil dólares por kilogramo a pie de playa, ya que el producto se vende seco y deshidratado hasta en 100 mil dólares al comprador final en Hong Kong.
Según los integrantes de federaciones y cooperativas, los elementos de la Secretaría de Marina (Semar), sólo inspeccionan el muelle de desembarco oficial y de vez en cuando, cada dos o tres días, salen al mar a hacer recorridos, aunque cuando observan alguna irregularidad sólo aperciben de palabra a los furtivos para que saquen sus redes del mar y se retiren del área restringida.
Además denunciaron que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), tiene tres lanchas tipo Boston de reciente modelo, “que sólo están de adorno”, porque los inspectores federales únicamente hacen rondines a bordo de las embarcaciones Defender de la Marina.
En tanto, fuentes del Museo de la Ballena y Ciencias del Mar revelaron que en las últimas tres semanas apoyaron en la atención del varamiento de un rorcual, una ballena gris y una ballena jorobada, que murieron al quedar atrapadas en redes de pesca prohibidas, en las inmediaciones del Puerto de San Felipe, lo que confirma que la captura ilegal de Totoaba está desatada a los ojos de las autoridades.